Ser demasiado duro con uno mismo

¿Habéis sentido alguna vez esa insatisfacción constante sin motivo aparente? Pretendes que todo salga de una forma y acaba torciéndose hasta puntos insospechados. Y es que a veces tenemos problemas, pero muchos otros los creamos nosotros mismos.

 

Es bueno ser exigente consigo mismo, pero llega un momento en el que superamos un límite y nos dedicamos a auto boicotearnos. Cada vez que haces algo acabas encontrándole un mínimo fallo y te decepcionas. Te exiges mucho, mientras que al resto no le pides nada y acabas siendo demasiado indulgente. Pedir ayuda es algo humano y tu cabeza simplemente no logra comprender este concepto. No solo no la pides sino que la rechazas. Podrías parecer creído, nada más lejos de la realidad. La rechazas porque simplemente con aceptarla ya significa haber vuelto a fallar.

 

Pareces una roca y la gente no sabe que eres un cristal sellado muchas veces y que, con un golpe en el lugar indicado, te desplomarás. Desprecias un cumplido porque tu retorcida mente no cree que puedan estar elogiándola y se encarga de buscar las segunda intenciones a sus palabras.

 

Pero los dos aspectos que, en mi opinión, más afectan son pedir perdón constantemente pensando que de nuevo lo has hecho mal y crear problemas donde no los hay porque simplemente no puedes creer que todo vaya bien.

 

La gente suele decir que nos dejemos llevar o que simplemente no pensemos tanto las cosas, y no entienden que es uno de nuestros deseos que por más que intentamos no conseguimos.

 

Se que es una entrada un poco más corta de lo habitual, pero es algo sobre lo que he estado pensando bastante esta semana. ¿Os pasa alguna de estas cosas?

 

Y aquí va la canción que he estado tarareando toda la semana: https://www.youtube.com/watch?v=gMYNfQlf1H8